Cada vez que miro hacia atrás, veo lo mismo, algo que tiene un comienzo fantástico pero que al cabo de un tiempo se va torciendo. ¿Soy yo que doy tanto de mi misma que acabo exhausta? Siempre me dijeron que no hay que darlo todo, que hay que ir poco a poco, sabiendo lo que debes dar y lo que no, sin entregarte a fondo a los demás excepto cuando realmente te han demostrado que lo merecen.
¿Por qué no soy capaz de hacer eso? ¿Por qué me involucro hasta tal punto que acabo sufriendo yo por miedo a hacer daño a los demás o a perder algo que quiero?
Después de dar tanto que hasta me duele, ha llegado un momento en el que no puedo más, mis fuerzas se han acabado, a penas duermo, como, o soy feliz... Es fácil ponerse esa máscara que oculta a los demás tus sentimientos, hacer de tripas corazón y aparentar estar bien. Resulta tan sencillo que lo hago todos los días, cuando realmente, lo único de lo que tengo ganas es de quedarme en casa llorando, llorando sin parar.
Mi vida no es mala, tengo la gran suerte de que no me falta de nada, y ya solo eso es muchísima suerte.
Tal vez mis preocupaciones sean de niña de 16 años, pero no puedo evitarlo, siento que lo doy todo lo que puedo y mucho más, pero que no es suficiente y a cambio.... por supuesto que no recibo lo suficiente.
Puede que dentro de unos años, mire hacia atrás de nuevo y vea algo diferente, puede que hasta me ria de todo esto, no lo sé. Lo único que se en estos instantes es que no tengo ganas de nada, que hacerse mayor es una mierda y que mi filosofía de la vida vuelve ser la de hace casi 10 años "la vida es una sucesión de momentos terribles, en los que de vez en cuando, un rayo de luz se cuela".
He llegado a un momento en el que ya no me vale con descansar y guardar la ropa.
miércoles, junio 06, 2012
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